Un proyecto bonito, sensible, íntimo… fruto de la casualidad.
Una mañana suena el teléfono, me llamó una mujer confundiéndome con otra persona, casualmente otro profesional del sector. Ella me pregunta si soy fotógrafo y comenzó a decirme todo lo que le gustaría hacer, hasta el final de la conversación no nos dimos cuenta que ni yo era al que realmente llamaba, ni ella sabía quien era.
Días más tarde volvimos a hablar, ella quería hacerse un reportaje, estaba en un estado bastante avanzado de embarazo, y tenía algo en la mente, un reto difícil, pero que merecía la pena intentar.
– Ernesto, a mi me gustaría hacerme un reportaje mezclando la maternidad, con el desnudo, el flamenco y el ballet clásico -, Ya os podéis imaginar mi cara… pero accedí, y llegó el día de la sesión, unas horas para que ella se dedicara un tiempo para si misma, para cuidarse, para hacerse sentir guapa… probablemente su «última vez» de cómo se tiene concedido todo antes y después de nacer un hijo.
Podría contar varias anécdotas divertidas, momentos en los que consigo lo que todos teníamos en la cabeza y me vengo arriba haciendo fotos…. pero siempre cuento lo mismo de esta sesión: me quedo con el momento de ver las imágenes en el ordenador, cómo Barbara ( la mujer que me llamó por error un día ) comienza a llorar de alegría, Eva ( mi maquilladora ) tampoco se pudo contener. Terminamos todos emocionados, contentos, y con una buena experiencia que contar para el futuro.
Espero que guste el resultado!