Para realizar un buen retoque debemos tener primero una base sólida y de calidad en la fotografía.

Para explicar las técnicas de retoque actuales nos remontamos tiempos atrás, cuando la fotografía era analógica, porque este mundo no es cosa de dos días.

Antiguamente se hacía todo de forma manual, con tintes, pinceles, bisturí,… incluso con medias que se situaban bajo la bombilla de la ampliadora para suavizar las pieles. Desde entonces las herramientas se han actualizado y adaptado a nuestros tiempos sin olvidar nunca la técnica.

Retocar una imagen a nivel profesional no es aplicar un filtro como los de instagram o dar al play a una acción descargada de una página pirata, sino tener un conocimiento previo de la imagen en sí y de lo que vamos a retocar dentro de ella. “ Cuando me siento delante de la pantalla primero pienso en fotografía y después en personas, elementos, o detalles en concreto “.

Antes de comenzar con una fotografía me gusta pararme a observar qué hay en ella, cómo es la persona, qué defectos hay que corregir y cuáles voy a dejar para no sobrepasar la raya de lo artificial.

Y por supuesto, para retocar a personas no solo hacen falta conocimientos técnico a nivel de manejar los pinceles y herramientas, hay que saber un poco de maquillaje y peluquería para corregir o transformar aspectos estéticos, conocimientos pictóricos para manejar luces, sombras y colores, incluso anatómicos cuando vamos a adelgazar, o modificar algún aspecto corporal.

Soy una persona que defiende el retoque, la fotografía digital ha llegado a un punto en que la imagen supera en calidad a la del ojo humano, y las imperfecciones se hacen más perceptibles, aunque siempre con cabeza, conocimiento y saber cual punto de no retorno en la que la imagen deja de ser natural.